Fernán Caballero, arciprestazgo de Mancha Oeste, diócesis de Ciudad Real (ver en el mapa). Ver Claretianos.
En la estación fueron asesinados el 28 de julio de 1936 los 14 seminaristas claretianos procedentes de Zafra (Badajoz), cuya muerte fue reconocida como martirio por decreto de Benedicto XVI el 8 de julio de 2010, junto con las del hermano Felipe González, asesinado en el cementerio de Fernán Caballero el 2 de octubre de 1936, y del también claretiano José María Ruiz Cano, asesinado en Sigüenza (Guadalajara) el 27 de julio de 1936; así como de Carmelo María Moyano Linares y otros nueve carmelitas.
Entre ellos estaban:
Los vallisoletanos (de Bustillo de Chaves) Melecio Pardo Llorente y Otilio del Amo Palomino, de 23 años.
El colombiano Jesús Aníbal Gómez Gómez.
El navarro Cándido Catalán Lasala.
Los claretianos que estaban en Ciudad Real habían abandonado el Teologado de Zafra (Badajoz) ante las amenazas contra los 66 habitantes de ese centro, acompañadas de pedradas y mueras en el desfile del primero de mayo. El superior pidió protección al alcalde, y éste al Gobernador. El edificio quedó bajo custodia del ayuntamiento y los religiosos marcharon a Ciudad Real. El 4 de mayo estaban todos en un caserón de Ciudad Real, donde permanecieron hasta que el día 23 el padre provincial ordenó que se dispersaran. El 24 a mediodía, 15 hombres armados ordenan el desalojo, para lo que el superior exije una orden escrita del gobernador civil. Se organiza la salida, pero la impiden mineros de Puertollano y Almadén, que pretenden tirotear, quemar o tirar al río a los religiosos. A las cuatro de la tarde, un delegado del gobernador, apellidado Carnicero, comunica a los claretianos que quedan presos en la casa de ejercicios aneja. Les cachean, les quitan todas sus pertenencias y les prohíben siquiera asomarse a la ventana. Ante el calor sofocante, permiten los milicianos que dos religiosos lleven un botijo de cuarto en cuarto. Por la tarde, traen a sus mujeres y novias para exhibirles a los presos, y ellas se pasean vestidas con ornamentos sagrados y tocadas con bonetes clericales.
El martes 28, el gobernador extiende un salvoconducto para que todos vayan a Madrid. El primer grupo sale con el superior, padre Máximo, y don Eutiquiano, padre de tres estudiantes. Van a la estación del ferrocarril en taxis vigilados por milicianos. El tren llega a las cuatro y cuarto de la tarde, con un contingente de milicianos de Puertollano hacia Madrid. Estos impiden subir a los claretianos, de hecho pretenden matarlos y se enfrentan por este motivo a los socialistas de Ciudad Real, que quieren que decida al respecto la DGS. Al fin, los suben a todos en el vagón de cola, desalojando a varias personas. Durante el trayecto, los milicianos revisan la documentación de los religiosos y, al llegar a Fernán Caballero, dos milicianos ordenan al maquinista no poner el tren en marcha hasta nuevo aviso. Sacan a catorce muchachos, los colocan entre las vías número 2 y 3, mientras los apuntan desde la vía 1, a unos 10 metros. Se produce una descarga, pero no todos mueren. Se dice que al caer algunos gritaron “¡Viva Cristo Rey!, ¡Viva el Corazón de María!”. Los que se arrastran hacia los vagones son rematados con un tiro entre ceja y ceja.
El estudiante más joven, Cándido Catalán, que no murió, se arrastró hasta la estación a pedir agua. La esposa del jefe de estación le atendió, limpiando las heridas de bala. Pidieron una ambulancia e incluso la Guardia Civil le presentó a unos sospechosos para que los identificara, negando él con la cabeza que fueran quienes le dispararon. Montado en la ambulancia, no llegó vivo a Ciudad Real. Los cadáveres quedaron cubiertos con lonas y al día siguiente unas mujeres del pueblo prestaron sábanas para envolverlos y enterrarlos en el cementerio. Los nombres y edades de los 14 beatos son: Cándido Catalán Lasala (20 años); Antonio María Orrego Fuentes y Angel Pérez Murillo (21); Jesús Aníbal Gómez Gómez (Colombiano de Tarso), Vicente Robles Gómez y Abelardo García Palacios (22 años); Melecio Pardo Llorente, Antonio Lasa Vidaurreta, Otilio del Amo Palomino, Primitivo Berrocoso Maíllo y Ángel López Martínez, de 23 años; Claudio López Martínez, de 25; Tomás Cordero Cordero, de 26 y Gabriel Barriopedro Tejedor, de 53.
Informesobre la identificación de sus restos. En 1939 fueron trasladadosde Fernán Caballero a Ciudad Real y el 4 de febrero de 2000 a la Parroquia del Corazón de María de Madrid, hasta el 14 de febrero de 2013, cuando pasaron a la Parroquia de San Antonio María Claret en Sevilla, donde reciben culto junto al también mártir José María Ruiz Cano.
La documentación de la Causa general sobre Zafra (legajo 1054, expediente 63) no incluye referencias a estos asesinatos. La de Fernancaballero (legajo 1027, expediente 5) contiene los siguientes documentos:
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